lunes, 22 de diciembre de 2008

•Cuadernos•

“Un cuento puede estar escrito en lo que dura un viaje en colectivo. Su calidad depende, pura y exclusivamente, del talento del escritor.”


Su voz resonó en mi mente como un balazo, con la misma frialdad con la que un médico forense descuartiza un cadáver putrefacto. Con ese puñado de palabras me cargaba un peso encima que yo no podía ni quería soportar. Me culpaba por mi mediocridad como escritor, por mi falta de dedicación, por esgrimir excusas inútiles como la falta de tiempo.

Pero a mí no me importaba, no me conmovía en absoluto porque era ella. Ella. La causante y cura de todos mis males. Mi musa inspiradora a la hora de escribir.

En las páginas de mis historias había sido la heroína, la princesa, la que vagaba sola por las calles en busca de mí, la que me esperaba sentada junto al piano al regresar a casa. La libertad hecha mujer y la prisionera de todos mis demonios, que esperaba ser rescatada por un escritor mediocre que le construía pasadizos secretos en las tumbas a la largo de las páginas.

Me daba lo mismo que le gustara o no. Que se conmoviera al verse retratada en mis cuentos o que permaneciera inmóvil como una estalactita. Después de todo, no tenían por qué gustarle. No había ninguna razón, ni siquiera una, para que luego de abrir el cuaderno se echara a llorar en mis brazos o me besara apasionadamente sin siquiera vacilar. No, no la había. Era imposible que algo como aquello sucediera.

Ella es de esas mujeres que van dejando un halo al pasar, que destilan una suerte de sustancia hipnótica imperceptible al olfato pero fácilmente perceptible por el resto de los sentidos. Y yo… y yo, bueno. Apenas un escritor insomne que, a causa de sus dificultades para conciliar el sueño, no encuentra mejor pasatiempo que escribir sobre aquello que le resulta más remoto y más deseado: una mujer que jamás repararía en su persona. Tal es así que hace más de un año que no puedo salir de ella. No puede mi mente imaginar otro personaje ni otra historia.

Ni siquiera sé por qué accedí a este estúpido juego de intercambiar nuestros cuadernos. Será, naturalmente, porque ella me lo propuso. No encontrará nada allí que no sepa o que no conozca. Lo mismo sería si le extendiera un espejo.

De tanto pensarla me olvidé que, a cambio, ella me dio su cuaderno, que ahora mismo tengo entre las manos. La letra es clara y redondeada, tal como la hubiera imaginado. Es sin dificultad que, con asombro, en la primera página leo:

“¿Era necesario que inventara todo esto de los cuadernos para que sepas que te amo? Hace más de un año que no hago otra cosa que pensar y escribir sobre vos….”

L.A


12 ★:

•Lola• dijo...

Esas cosas cursis de las que no puedo despegarme del todo (lo cursi se volvió, últimamente, una temática constante -ver la entrada anterior-). Es un cuento que escribí para el taller de Semiología el año pasado. No lo volvería a escribir, estoy segura.

Xaj dijo...

Esas cosas cursis, melosas, que todos supimos escribir.

Art. dijo...

Todo el mundo sabe escribir cosas melosas. Ahora bien, para crear una historia buena a partir de ello se necesita talento.

Me ha gustado =) Y me ha recordado cierta canción. Se llama "Lucero".

"Brisa ante mí
Jugara con su pelo.
Huele a jazmín
Me dibuja su cuerpo.
Pasara ante mí
Como un sueño.

La oigo caminar
Y mi alma se asoma
Quisiera gritar
Pero un nudo me ahoga
No sabría que decir
A mi diosa.

Entre niebla surgió
Una luz que me habla
Me describe a mi amor
Y se va con el alba.

Jamás se fijara en mi
Jamás sabrá que existí
Jamás oirá este lamento
Que llevo tan dentro de mí"

(http://www.youtube.com/watch?v=KD22vxHEewc aunque no sé si te gustará, es rock-heavy)

Con 16 años escribía hojas y hojas sobre una musa particular...

Vivo con Hades a tiempo parcial dijo...

No sirve gritar si tu interlocutor es sordo.
No sirve agitar los brazos si es ciego.
No sirve si eres invisible.
Sólo sirve si el que busca es el otro.
Da rabia. ¿no?.

Bruno dijo...

Me encanto...

que hermosa forma de escribir figuras..de esas sentidas..de esas que sabes exteriorizar con armonía musical, de esa que no se escucha pero se oye...es lindo leerte Lau. un abrazo

Aquiles Martin dijo...

la autora es orietta brusa, ella es una profesora mía de la universidad, es tan viejita q no sabe crearse su propio blog, jajaja, me gusta bromearla, es un amor, yo no he leído el libro tampoco, ella tiene el libro pero en italiano :(, algún día lo leeré y haré mi comentario.
gracias por visitar mi blog
kisses feliz año

aLba * dijo...

podras inventar de todo , menos el amor.....

Ale dijo...

creo que era necesario... a veces tenemos que encontrar la manera y querés expresar tanto sentimiento se nos vuelve complicado.

que lo cursi siga rondando lo mágico.
y que vos tengas un genial comienzo de año.

Ale (desde Rosario)

Catalina dijo...

Las guardaba él, porque dice que fui la 1er. chica que le dijo que no...
Yo me puse a llorar cuando me ls mandó...
:P

Verònica dijo...

pa! me mataste esta vez.. te das cuenta??? es impresionante como a veces lo mejor està pasando y no nos damos cuenta.. sin embargo anda ahi flotando en el aire.. en la atmòsfera en algun lugar... y de pronto ZAS! hasta caemos en la cuenta del tiempo perdido y tratamos de recuperarlo como locos!! cada vez creo màs en lo necesario de transmitir como sea lo que sentimos, pero hay que hacerlo! de lo contrario cargamos con pesos muy pesados y al final a veces, como en esta historia de los cuadernos vemos que no era necesario. un abrazo, las uñas tienen que haberte quedado muy lindas. Vero.

Escolopendra Poesía dijo...

quiero regalarte una canción
se llama "gris" es de Proyecto Verona...

http://www.youtube.com/watch?v=WqbdNyKB2ZY

después lo subo de otro modo para que se escuche mejor :D

Lile Farabello dijo...

Ahh Lolaa...me desmayo!!! no puede ser mejor! soy una romántica emperdernida... excelente!

 
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