viernes, 14 de noviembre de 2008

•Tus ojos verdes•

"Dentro tuyo la verdad grita, incansable. Dentro mío también"



Es necesario que la verdad sea dicha en voz alta. Quizá me odies por esto que voy a contarte, que luego de conocer esta verdad de la cual te hablo y que ha sido silenciada durante años nunca puedas perdonarme, pero ya guardé silencio por mucho tiempo, y no creo poder seguir aguantando. Estoy segura que lo que vas a leer en esta carta no te va a resultar sorprendentemente nuevo, aunque por eso no menos doloroso. Pero aunque no sepa cómo explicarlo estoy convencida de que esto que vengo a traerte como una gran revelación, dentro tuyo ya ha sido descubierto, como si hubiera alguna voz, algún llamado a la verdad que busca una respuesta. Muestra de ello son tus preguntas, tus cuestionamientos, tus llantos sin razón o los cabos sueltos que le encontraste a toda esta historia. Por eso sé que ya no tiene sentido continuar con esta farsa, porque dentro tuyo la verdad grita incansable y es por eso que creo que llegó la hora de quitarnos las máscaras. Cueste lo que cueste.



Podría decirte que el día en que naciste yo me encontraba leyendo debajo del árbol que está en el patio, tal como hacés vos ahora en las tardes de sol, y que papá se encontraba tendido a mi lado tocando su música, hablándole a mi panza y cantándote canciones de amor para que vos escucucharas. Podría volver a contarte cómo su voz te despertó de tu ensueño, y cómo una corte de abuelos, tíos y amigos se movilizó para recibirte, ante mi alerta por las contracciones que empezaban a sucederse cada vez con menor pausa. Podría decirte que te dieron la bienvenida como a una princesa, que papá te tomó en sus brazos y que de sus ojos verdes con mirada de enojo cayeron lágrimas como un río de amor. Podría decirte tantas cosas… muchas de las cuales ya te dije una y mil veces, y otras tantas creadas para cada ocasión ante tu pregunta recurrente por saber cómo naciste, pero no estaría haciendo honor a esa verdad de la que te hablo desde el principio de la carta.



Por eso tengo que decirte, con mucho dolor en el alma, que el día en que naciste Emiliano estaba revolcándose entre las sábanas de una de sus tantas amantes , dedicándole sus mejores versos y haciendo planes para dar la vuelta al mundo a dedo y que Marcela vomitaba el exceso de alcohol ingerido durante la noche anterior. Que yo en realidad no estaba leyendo a la sombra del árbol del patio, sino que me encontraba atrapada en un embotellamiento en medio de la Avenida Gral.Paz a la vuelta del trabajo, cuando papá me llamó para avisarme que estabas llegando a este mundo y que él iba a estar ahí para recibirte. Fue un momento de caos en mi mente, de impotencia y de mucho dolor. Rodeada por autos en medio de la avenida, esperando sin mucho éxito que el tráfico avanzara y con la sensación en medio del pecho de habérseme clavado un puñal, le di rienda suelta a un impulso y me comuniqué con Emiliano. Si algo no perdí con el paso del tiempo es la capacidad de conocer lo que hay su cabeza. Aunque no lo vea por meses o incluso por años, puedo decir a la distancia cuándo está triste, cuándo ha fracasado en un proyecto, cuándo vuelve a las cadenas de la misma mujer o cuándo me extraña a lo lejos y en silencio. Puedo saber, cuando me mira a los ojos las pocas veces que nos hemos cruzado en los últimos años, que muy dentro suyo añora ese tiempo en que él me quiso, y yo también lo quise, pero no tuvo el coraje suficiente de dejarla a Marcela y echarnos a andar por Europa, a vivir de la música, a dormir una noche en una plaza y por la mañana amanecer en un tren hacia cualquier parte, sabiendo que yo a los veinte años era capaz de dejar casi cualquier cosa por sus manos blancas y sus rulos negros. Pero de una sola cosa no era capaz – de una o dos- y era de pedírselo. O le surgía a él o no será nada, pensé una tarde. Y nada fue.



Pero eso no quitaba que yo siempre supiera con qué mujeres andaba– aunque por su puesto, nunca me lo dijera- o dónde iba a parar en sus desapariciones sorpresivas en las que parecía ser arrasado de la faz de la Tierra, para volver a la semana o incluso meses más tarde, sin explicaciones y sin excusas, como si nada hubiera sucedido. Por eso lo llamé. Le grité, lloré por el teléfono, lo insulté en todos los idiomas posibles. Le dije que era un canalla, un imbécil, un cobarde, que mientras su hija estaba naciendo él no era capaz hacerse presente por estar enredado entre las piernas alguna amante bohemia que lo inspiraba a descubrir, momentáneamente, el inframundo de su mente, y que sería bueno que ponga los huevos bien puestos donde los tenía que poner y que de la cara. Al mismo tiempo, luego de llegar a la clínica gracias a la movilización de toda la banda de músicos que se fumaban los nervios en la sala de espera, Marcela entraba llorando y retorciéndose del dolor a la sala de partos, aferrada con fuerza a la mano de papá que estaba ahí con ella y que minutos después cortó el cordón umbilical para tomarte entre sus brazos y acurrucarte en su pecho, cantándote al oído tu primera canción de amor.



Llegué unas horas más tarde, cuando pude deshacerme de las bocinas, los semáforos y el tráfico. Marcela dormía y papá te acunaba en silencio mientras caminaba por la habitación. No fue necesario decir mucho, porque apenas entré él te puso entre mis brazos y ahí no pude contener el llanto. Tus ojos se entreabrieron y dejaron escapar una luz verde. Tu manito frágil se aferró a un dedo mío, como pidiéndome que no te deje. Supe interpretar ese mensaje, del mismo modo que puedo interpretar lo que pasa por la mente de Emiliano, y ese pedido de ayuda fue el impulso necesario para darme fuerza y enfrentar lo que vendría después. Emiliano apareció a la semana, nadie sabe si por mera casualidad o si porque alguien le había avisado del nacimiento de su hija. Yo nunca dije nada. Marcela terminó de comprender que un bebé no era el modo de retenerlo y a los pocos días se cansó de su juguete nuevo. Entonces hizo una regresión a sus catorce años, a sus celos enfermizos y a su posesión desmedida, a la época en que amenazaba con suicidarse si Emiliano la dejaba. No hubo caso. Él ya no le creía ni la quería, y no había nada que pudiera traerlo a tierra. Siempre sostuve que Emiliano transcurre en una dimensión ajena a la nuestra, a unos cuantos centímetros del piso o a varios metros de profundidad, pero nunca está a la altura del resto de la gente. El punto es que ellos se desarmaron en peleas, gritos, discusiones, platos rotos que volaron por los aires y supuestas reconciliaciones pasionales que no duraron más que una sola noche.



En el medio estabas vos, con tus ojos verdes que con el correr de los días se empezaron a abrir del todo y comenzaron a ver el mundo con mirada propia. Fue una decisión complicada, muy pero muy difícil. El hecho de que Emiliano y Marcela fueran nuestros amigos no facilitaba los trámites y la justicia se encargó de hacer al proceso, de por sí difícil, aún más largo, duro y tedioso. Pero jamás dudé de que hayamos hecho lo correcto. Con papá decidimos adoptarte y desde los tres años estás viviendo con nosotros. Es por eso que no encontrás fotos mías en las que estoy embarazada o de cuando eras bebé. Es por eso que siempre respecto a vos hay un halo de misterio y de secreto que te persigue a todos lados, que vos no podías percibir cuando eras chica, pero ahora que empezaste a crecer se volvió más evidente. De todos modos, la gente no se da cuenta. Siempre dicen que tenés mi misma sonrisa o mi manera de caminar… y que tus ojos verdes son los mismos ojos de papá. Bueno, en eso no se equivocan. Por si te sirve de consuelo, no sos la única a la que han estado mintiéndole todo este tiempo. O que al menos, han intentado. Siempre te dije que dentro tuyo la verdad grita. Dentro mío también.



L.A





13 ★:

Aquiles Martin dijo...

hola, justo hoy 14 de noviembre q has publicado este post y que llego a tu blog por esas casualidades de la blogósfera, mi hijo, salvador armando cumple un año, pero por esas diferencias con la madre no puedo estar con él, mañana lo veré y le celebraré su cumpleaños, bueno hace un tiempo atrás yo también le escribí una carta:
http://akilesmartin.blogspot.com/2008/06/t-nombre-es-salvador-armando-ayer.html
aunque hoy solo le dediqué una película.
besos
seguiré desde ahora tu blog.

Manu dijo...

Maravilloso...
( me quede sin palabras )

De verdad me gusto muchisimo Lau!

Hasta se los pase algunas amigas para que lo lean!

Saludos bonita!

Matías dijo...

Voy a contar una boludez... como esas que digo en tu flog.
Una noche estábamos cenando en la casa de un amigo, yo caí medio desubicado... ya que era una cena "familiar"... estaba su novia, con los padres de este chico comiendo.
Casualmente entre para escuchar una frase que me volvió a la mente leyendo el cuento... "A los boludos se los engancha con un hijo." refiriéndose al padre del chico, que su actual pareja estaba embarazada y en momentos en que este señor salió a comprar puchos...
NO pasaron ni dos meses que esta chica anuncio la llegada de un nuevo integrante a la flia ROA... "A los boludos se los engancha con un hijo."
Mi amigo ya era policía federal y tenia su casa, ahora vive con esta mujer que es flor de corneta... pero es la madre de su hija.

Sí, a nadie le importa mi boludez =(

Matías dijo...

http://www.4shared.com/file/71947953/59bfd119/08_Gracias_doy.html?dirPwdVerified=2e6ed8dc

http://www.4shared.com/file/71948171/d3f79359/09_Esclavo_de_ilusin.html?dirPwdVerified=2e6ed8dc

Dos canciones para esta noche o la siguiente.

Probablemente la música no es de tu agrado... tampoco es una obra de arte la letra... pero sabes que es algo que quiero compartir con vos.

Electric Feel dijo...

Maravilloso texto, realmente tiene ese toque mágico que lo hace único.
Desde ahora te sigo.
(:
Saludos.

Matías Mugione dijo...

Fantástica la historia, me gustó mucho, pero una lástima que esas cosas pasen de verdad. Un beso.

•Lola• dijo...

Manu:

¿Sos la Manu del flog?

¿Qué andás haciendo por acá, loquita?

Muchas gracias por hacerme propaganda....

Muchas gracias por leer...

Matías dijo...

Espero que encuentres un poco de comunicación en las canciones :P

Matías dijo...

Que descanses, algo me dice que todavía estas por aquí.

Besote Lola!

La película yo no la ví, te comento! :O

Onalem! dijo...

Veo que les agradó mucho este texto que hiciste y me inspiraste para hacer una cosa Lola, espero que en uno de estos días lo pueda publicar. Nada más un poco de tiempo ^^.

Te quiero Lola, estoy sentimental ahora ^^.

Verònica dijo...

Què emociòn! Por segunda vez me erizè al leer un post escrito por vos y en la misma noche. Èsto en mi no pasa muy seguido asique quiero agradecertelo profundamente. Quiero ser breve, estoy viviendo una historia de amor muy loca pero de amor. Y a estàs lìneas tuyas el amor se le sale por todos lados, es una belleza la narraciòn y es una belleza el contenido. Besos, Vero.

Anonymous dijo...

tan lleno de sensaciones
me gustó muchisimo!!
ar/enmi_globo

•Lola• dijo...

No sé por qué, pero siento que nadie entendió el final.

 
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