martes, 27 de octubre de 2009

• Mirar la ciudad desde arriba



Salir a fumar al balcón y mirar la ciudad desde arriba, con el deso irrefrenable de dejarse caer desde el séptimo hasta el cemento y estrellarse como un huevo sobre el asfalto, para terminar de cocinarse bajo el hirviente sol del mediodía. Mirar la ciudad desde arriba y mirar las cabezas de todos, las cubiertas de los autos y los colectivos, los carteles de publicidad de las terrazas vecinas. Mirar la ciudad desde arriba. Ver a la gente como hormigas, como puntos negros en movimiento constante que buscan incansablemente su lugar en el plano. Mirar la ciudad desde arriba. Sentirse grande, alto, omnisciente y liviano, con la sensación de flotar como una pluma en caso de animarse a lanzarse hacia el vacío. Mirar la ciudad desde arriba, sin importar que sea Barcelona, Bogotá o Buenos Aires, porque para los suicidas las ciudades son todas iguales, con las mimas terrazas, las mismas vías de los trenes y las mismas piernas de las muchachas bellas que propician las muertes más simples y menos tortuosas. Mirar la ciudad desde arriba. Quedarse quieto y conteniendo la respiración para intentar distinguir alguna voz entre el murmullo constante, pero no escuchar nada más que ruido. Mirar la ciudad desde arriba. Esperar sin mucha esperanza que alguien venga a buscarte, a pedirte que no lo hagas, a darte excusas para posponerlo. Mirar el reloj cada treinta segundos. Fumarte los últimos minutos. Transpirar de calor de y miedo. Mirar la ciudad desde arriba. Comerte tu última cena (un plato de de fideos con salsa de angustia recalentado en el microondas de la muerte) y sentarte a digerir con resignación, hasta que sobrevengan el vómito o la caída, lo que ocurra primero. Mirar la ciudad desde arriba. Recordar lo bueno que tuvo la vida, quizás emocionarse, lagrimear un poco y luego limpiarse los mocos con el dorso de la mano para juntar coraje y pegar el salto. Mirar la ciudad desde arriba. Decidirse, impacientarse, esperar a que termine el tango que asciende de una disquería en la esquina. Mirar la ciudad desde arriba. Levantar la cabeza, enfocar hacia adelante, en un ángulo obtuso de cuarenta y siete grados, ver cómo en el balcón del edificio de enfrente una chica salió también a fumar y descubrir que se quedó sin fuego. Mirar la ciudad desde arriba. Observar cómo señala su cigarrillo apagado y sin estrenar, mientras te dedica una mirada cómplice esperando que le des algo de fuego. Mirar la ciudad desde arriba. Calcular si lanzando el encendedor podrá llegar al otro lado, pero convenir mejor en bajar para dárselo personalmente. Mirar la ciudad desde arriba. Bajar por el ascensor, resignado, molesto por ser interrumpido en el instante preciso de tomar el último impulso para tirarte pero a la vez expectante, por última vez en la vida. Mirar la ciudad desde arriba. Caminar hasta la esquina, esperar el rojo del semáforo y encontrarla en medio de la senda peatonal, vestida de blanco y negro, con el cigarrillo entre los dedos, esperando a ser encendida. Mirar la ciudad desde arriba. Comprobar que tu encendedor ya no funciona, que es tan perra la vida que no sale ni el tiro del final. Mirar la ciudad desde arriba. Verla sonreír con la mirada, morderse la boca, invitarle un café para compensar la carencia de fuego, previa escala en un kiosco para compara un encendedor nuevo. Mirar la ciudad desde arriba. Dejarse llevar por un café, dos cafés, tres cafés, un atado entero y horas de conversación. Decidirse a volver al séptimo, al balcón, al impulso suicida, pero mejor ir a su casa, sacarse los zapatos y anudarse los cuerpos sin ropa mientras cae la tarde. Y ahí sí, de una vez por todas, volar y mirar la ciudad desde arriba.

L.A

5 ★:

El viento a contramano dijo...

mirar la ciudad desde arriba, cambiando la muerte por la vida.

Hermoso "mirar la ciudad desde arriba"

El payador dijo...

"Siete balcones abajo
aprendí a ser hombre y fuí feliz
un día dijo que me amaba
al otro solo se echó a reir"
(Ch. García)
http://www.youtube.com/watch?v=ExwSVMNjWpM

Unknown dijo...

No me quedó claro Avellana...
¿Miraste la ciudad desde arriba?

Anónimo dijo...

genial!

Lola dijo...

A ver si funciona...

 
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